!!!!VAMOS ÁGUILAS!!!!!!
El rival más odiado, Chivas, estaba en el Estadio Azteca dispuesto a retar al América y humillarlo ante su gente, era el Clásico de Clásicos, tres puntos estaban de por medio, pero el orgullo era lo que había que defender.
Por ello las Águilas decidieron extender las alas para ver morir a su rival. Con un gol, al minuto 3, por parte de Aquivaldo Mosquera, el equipo de Coapa finiquitó una victoria que los puso en el cielo y los hizo vibrar.
América venció a las Chivas después de tres temporadas de no hacerlo, se quedó con el partido y con tres puntos que lo lanzaron hasta el tercer lugar general, y empatado a 25 puntos con Morelia en el liderato de su Grupo, pero sólo relegado al segundo sitio porque los michoacanos tienen más goles anotados.
Chivas se posicionó como tercero de su Grupo y décimo tercero en la General, después de quedarse con 15 puntos.
América tendrá su tercer juego como local, de manera consecutiva, recibirá a Jaguares, Chivas volverá a estar lejos de casa porque visitará a Morelia.
EL PARTIDO
Miles de almas estaban en trance cuando los 22 guerreros saltaron a la cancha para brindar una batalla épica. América engallado saltó a la cancha dispuesto a morir por sus colores, a defender su terreno y masacrar a su más odiado rival.
Chivas lo hizo sin prisas, esperando el momento perfecto para atacar, para robarle la victoria a los de Coapa, ésas, eran las instrucciones que habían recibido de Raúl Arias.
El estratega del Rebaño Sagrado había previsto un América cuidadoso, que no arriesgaría de más y atacaría sólo por la vía del contragolpe, por eso cuando las Águilas comenzaron a atacar como sólo los de su estirpe saben, sin piedad y con soltura, Chivas no supo qué hacer.
Aquivaldo Mosquera se levantó en el área como poseído por el ruido de los tambores que descendía desde la tribuna americanista, entonces golpeó el esférico con la testa para incrustarlo en la red, tan sólo al minuto 3. América tenía el triunfo, muy temprano, los 87 minutos restantes eran para defenderse o matar a las Chivas hasta que no pudieran más.
El equipo de Coapa optó por la segunda opción, ser sádicos fue una idea que terminó por agradarles muy pronto. Guadalajara intentando recuperarse cometió más errores de los que podía concebir.
Todos los centros al área eran ganados por los americanistas, los embates de las Águilas eran fáciles, aunque no certeros; así Cabañas logró rematar un balón que Solís, en la raya logró salvar.
Raúl Arias desperado, viviendo con los demonios de su última visita en el Azteca, que significó el descenso de Necaxa, trató de ajustar el camino del Rebaño, entonces sacó a Solís para meter a De Luna como central, correr a Magallón a la banda derecha y dejar a Esparza por la izquierda; intentando así tener mayor seguridad a la hora de defender.
Pero América era mejor, lo estaba demostrando en la cancha, con toques limpios, rápidos, avances certeros, estaba ahogando a su rival, y Chivas no podía hacer nada para detenerlos, la goleada estaba cerca de llegar.
Entonces Ángel Reyna se lanzó de palomita en el área para rematar un balón que Mejía detuvo con la mano, Mauricio Morales, árbitro del partido decidió que no era deliberada y no marcó el penal, cuando el estadio completo lo reclamaba.
Nueve minutos más tarde, al 43’, Cabañas recentró el balón y Reyna sacó un disparo potente, pero Michel con la pierna impidió el gol.
El tiempo de descanso llegó como un regalo para el Rebaño. Arias comenzó a hacer ajustes y en el vestidor, Jesús Ramírez decidió con su equipo que lo mejor era defender el gol que les daba el triunfo.
Chivas regresó al terreno con Arellano para tener más gente con condición ofensiva. Los tapatíos comenzaron así a controlar el balón a tener más profundidad aunque América comenzó a cortar de manera correcta sus embates.
Las Águilas empezaron a regalar terreno y su rival comenzó a crecer. Y cuando América volvió a pisar el área, Morales, otra vez decidió no marcar una pena máxima cuando Reynoso pisó a Rosinei en el área.
Era cuestión de tiempo para que Chivas empatara, aquel América que tenía ganas de matar con saña se desdibujó.
Ramírez sacó a Esqueda y metió a Beausejour para controlar el medio campo, el delantero abandonó el terreno haciendo tremendo berrinche. Después sacó a "Rolfi", uno de sus mejores hombres a la ofensiva y metió a José Martínez. América ya no tenía poder para atacar, pues aunque Cabañas seguía en la cancha, su compinche lo había abandonado.
Chivas tenía una ganas infinitas de atacar, pero América terminó por impedírselo, porque la idea era clara: defender el gol a como diera lugar.
Así se perdieron los minutos, y aunque Cabañas estuvo cerca de anotar, Michel volvió a impedírselo, para cerrar así el 1-0 y dejar que los juegos pirotécnicos iluminaran el cielo.
El rival más odiado, Chivas, estaba en el Estadio Azteca dispuesto a retar al América y humillarlo ante su gente, era el Clásico de Clásicos, tres puntos estaban de por medio, pero el orgullo era lo que había que defender.
Por ello las Águilas decidieron extender las alas para ver morir a su rival. Con un gol, al minuto 3, por parte de Aquivaldo Mosquera, el equipo de Coapa finiquitó una victoria que los puso en el cielo y los hizo vibrar.
América venció a las Chivas después de tres temporadas de no hacerlo, se quedó con el partido y con tres puntos que lo lanzaron hasta el tercer lugar general, y empatado a 25 puntos con Morelia en el liderato de su Grupo, pero sólo relegado al segundo sitio porque los michoacanos tienen más goles anotados.
Chivas se posicionó como tercero de su Grupo y décimo tercero en la General, después de quedarse con 15 puntos.
América tendrá su tercer juego como local, de manera consecutiva, recibirá a Jaguares, Chivas volverá a estar lejos de casa porque visitará a Morelia.
EL PARTIDO
Miles de almas estaban en trance cuando los 22 guerreros saltaron a la cancha para brindar una batalla épica. América engallado saltó a la cancha dispuesto a morir por sus colores, a defender su terreno y masacrar a su más odiado rival.
Chivas lo hizo sin prisas, esperando el momento perfecto para atacar, para robarle la victoria a los de Coapa, ésas, eran las instrucciones que habían recibido de Raúl Arias.
El estratega del Rebaño Sagrado había previsto un América cuidadoso, que no arriesgaría de más y atacaría sólo por la vía del contragolpe, por eso cuando las Águilas comenzaron a atacar como sólo los de su estirpe saben, sin piedad y con soltura, Chivas no supo qué hacer.
Aquivaldo Mosquera se levantó en el área como poseído por el ruido de los tambores que descendía desde la tribuna americanista, entonces golpeó el esférico con la testa para incrustarlo en la red, tan sólo al minuto 3. América tenía el triunfo, muy temprano, los 87 minutos restantes eran para defenderse o matar a las Chivas hasta que no pudieran más.
El equipo de Coapa optó por la segunda opción, ser sádicos fue una idea que terminó por agradarles muy pronto. Guadalajara intentando recuperarse cometió más errores de los que podía concebir.
Todos los centros al área eran ganados por los americanistas, los embates de las Águilas eran fáciles, aunque no certeros; así Cabañas logró rematar un balón que Solís, en la raya logró salvar.
Raúl Arias desperado, viviendo con los demonios de su última visita en el Azteca, que significó el descenso de Necaxa, trató de ajustar el camino del Rebaño, entonces sacó a Solís para meter a De Luna como central, correr a Magallón a la banda derecha y dejar a Esparza por la izquierda; intentando así tener mayor seguridad a la hora de defender.
Pero América era mejor, lo estaba demostrando en la cancha, con toques limpios, rápidos, avances certeros, estaba ahogando a su rival, y Chivas no podía hacer nada para detenerlos, la goleada estaba cerca de llegar.
Entonces Ángel Reyna se lanzó de palomita en el área para rematar un balón que Mejía detuvo con la mano, Mauricio Morales, árbitro del partido decidió que no era deliberada y no marcó el penal, cuando el estadio completo lo reclamaba.
Nueve minutos más tarde, al 43’, Cabañas recentró el balón y Reyna sacó un disparo potente, pero Michel con la pierna impidió el gol.
El tiempo de descanso llegó como un regalo para el Rebaño. Arias comenzó a hacer ajustes y en el vestidor, Jesús Ramírez decidió con su equipo que lo mejor era defender el gol que les daba el triunfo.
Chivas regresó al terreno con Arellano para tener más gente con condición ofensiva. Los tapatíos comenzaron así a controlar el balón a tener más profundidad aunque América comenzó a cortar de manera correcta sus embates.
Las Águilas empezaron a regalar terreno y su rival comenzó a crecer. Y cuando América volvió a pisar el área, Morales, otra vez decidió no marcar una pena máxima cuando Reynoso pisó a Rosinei en el área.
Era cuestión de tiempo para que Chivas empatara, aquel América que tenía ganas de matar con saña se desdibujó.
Ramírez sacó a Esqueda y metió a Beausejour para controlar el medio campo, el delantero abandonó el terreno haciendo tremendo berrinche. Después sacó a "Rolfi", uno de sus mejores hombres a la ofensiva y metió a José Martínez. América ya no tenía poder para atacar, pues aunque Cabañas seguía en la cancha, su compinche lo había abandonado.
Chivas tenía una ganas infinitas de atacar, pero América terminó por impedírselo, porque la idea era clara: defender el gol a como diera lugar.
Así se perdieron los minutos, y aunque Cabañas estuvo cerca de anotar, Michel volvió a impedírselo, para cerrar así el 1-0 y dejar que los juegos pirotécnicos iluminaran el cielo.
Amy Daf Susi